El día de hoy nos concentraremos en conocer un poco más sobre las danzas del Perú de la costa, sierra y selva. Ya que si hablamos del Perú es probable que pienses únicamente en Ceviche o Macchu Picchu, pero este país tiene mucho más para ofrecernos; sus regiones tienen un folklore variado y marcado.
Danzas del Perú por regiones
Como ya te había adelantado, existen una diversidad de ejemplos de danzas típicas peruanas, que dependiendo la región puede variar en su historia, ritmos, razón de ser y vestimenta. A continuación, te voy a mostrar un poco más de las danzas del Perú por regiones.
Costa
La Marinera
Definitivamente si hablamos de danzas típicas de la costa, la marinera obtiene el primer lugar y es que su picardía y elegancia cautiva los corazones de todos los peruanos.
Históricamente no sabemos cómo se inició, sin embargo, esta danza que se remonta desde el virreinato tiene evidente influencia española y africana. A lo largo de los años esta manifestación cultural ha ido evolucionando para convertirse en lo que ahora conocemos comúnmente como: marinera norteña, marinera limeña y marinera andina.
Entre todas las marineras que existen, es indudable que la norteña es la favorita de muchos ya que desborda picardía y coqueteo en cada paso. El baile inicia con una elegante reverencia entre la pareja como señal de saludo, ambos se encuentran distanciados hasta que empieza el cortejo por parte del hombre.
Como forma de atraer la atención de la mujer -que se muestra seductora- el hombre hace un despliegue de pasos de denominación ‘zapateo’; la mujer por su parte hace un flamante alarde de su vestuario, extendiendo su falda con delicados movimientos. Ambos sincronizan sus pasos y vueltas en cada ronda musical.
A diferencia de la marinera norteña que es enérgica, tenemos a la marinera limeña que nos muestra una Lima señorial: Sobria y elegante. En esta ocasión la mujer baila con tacones y realiza un meneo de vestido muy discreto, los pasos son marcados y menos exagerados.
Finalmente tenemos la marinera andina que realiza una fusión con los característicos movimientos y ritmos de su región. El baile suele ser pausado y colectivo; lo llamativo de esta danza es la vestimenta de la mujer con sus mantos y polleras bordadas.
Pese a las notables diferencias que hemos podido observar en todas las marineras, la esencia sigue siendo la misma: Un juego de seducción, pañuelo en mano, meneo de caderas y mucho zapateo.
El Festejo
Debo de admitir que entre todas las danzas folclóricas del Perú esta es mi favorita, y por mucho ya que, aunque tiene un ritmo contagioso y enérgico, alberga mucha historia que nos recuerda un pasado doloroso y oscuro; actualmente es una de las danzas afroperuanas más representativas junto al alcatráz.
Su origen nos remonta al siglo XVII con la llegada de esclavos africanos que, en un primer momento fueron traídos para el trabajo minero, sin embargo, no pudieron aclimatarse a las temperaturas de la sierra, y fue así como finalmente los asignaros al trabajo agrícola y doméstico.
Sus canciones relatan las venturas y desventuras que vivieron en la época colonial y siempre son acompañadas al compás de congas, bongos, quijada de burros y sobre todo, del golpe de un buen cajón -instrumento característico de esta danza- que hasta el día de hoy hacen un complemento exquisito.
Los pasos son fuertes y marcados con un movimiento de cadera y cintura en todo momento y el peso del cuerpo lo llevan las puntas. Los pasos coinciden con los golpes del cajón.
En cuanto a su vestimenta, comúnmente se cree que las mujeres bailaban con faldas cortas y una blusa bombacha corta; sin embargo, realmente ellas utilizaban faldones, blusas bombachas largas y pañoletas.
Con respecto a la ropa de los hombres, ellos vestían pantalón remangado y camisa blanca y faja en la cintura.
Alcatráz
“(…) A que no me quema (el alcatraz)
Salgan todos los negritos, salgan todos a la pampa (…)”
Canción de Óscar Avíles
Este canto tan repetido y contagioso pertenece a la danza peruana alcatraz perteneciente al género del festejo, que se practica principalmente en las zonas de Lima e Ica.
Lo llamativo de esta danza es el pañuelo que hombres y mujeres llevan colgados en la parte trasera de su vestimenta.
Los danzantes, entre vueltas y meneo de caderas, intentarán de no ser quemados con la vela que cargan en una mano. Este baile imita los pasos del ave alcatraz (Sula Variegata).
El nombre de esta danza se origina gracias a que antiguamente se usaba una pluma de alcatraz -pieza que solo era usada por la mujer- y que con el tiempo fue siendo reemplazado con el típico pañuelo de papel que conocemos.
El vestuario de la danza alcatraz se caracteriza, en el caso de las mujeres, por sus blusas cortas amarradas en el busto, una pañoleta que cubre su cabello con un lazo en frente y una falda corta a la cadera pomposa.
Por su parte, los hombres visten con camisa -generalmente blanca- remangada y un pantalón hasta la rodilla.
Zamacueca
Otra danza afroperuana que tiene un movimiento pélvico marcado es la zamacueca, una danza que fue prohibida en su época por sus meneos sensuales.
Este ritmo contagioso nació en la época del virreinato gracias a los mulatos y gitanos de Lima. Esta danza empezó a tomar popularidad en las zonas del Callao, Barrios Altos y el Rímac (entre los siglos XVI y XVII).
La vestimenta de esta danza es la típica ropa usada por los negros del campo de aquella época; faldones largos, blusas bombachas, sombreo de paja o pañoleta para el sol.
La danza nos plantea a un hombre intentando seducir constantemente al sexo opuesto y para ello la persigue entre vueltas; por su parte, la mujer se muestra esquiva en todo momento. Juntos realizan una vistosa escena a base de movimientos de caderas, vueltas y blande de pañuelos.
Aunque muchos lo ignoran, la zamacueca es realmente ‘la madre’ de la marinera. Sin embargo, la música que escuchamos ahora es mera adaptación de la compositora Victoria Santa Cruz, quién recreó este nuevo ritmo para una presentación, sin saber que años posteriores se asumiría como la original.
Sierra
Danza de las tijeras
El 2010 fue un año importante para la danza de las tijeras ya que logró ser inscrita en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
Esta danza del altiplano peruano nace específicamente en las regiones de Huancavelica, Ayacucho y Apurímac. Los Chanka -en el siglo XV- la crearon a modo de ritual en las épocas de sequía.
Como bien sabemos, las comunidades campesinas viven de sus cosechas y desde tiempos remotos siempre se ha rendido culto a la tierra. Es por eso que esta danza coincide con las fases importantes de la agricultura.
Los danzantes tiene vestimentas con elementos llamativos como lentejuelas, pequeños espejos, flecos, hilos dorados bordados con diferentes figuras. Sus colores principales son el rojo, blanco, negro y dorado, adornados con algunos toques de colores fluorescentes.
La competencia retrata una expresión cultural que se desarrolla entre cuadrillas conformadas por un bailarín y su orquesta.
Los danzantes deben mostrar su destreza realizando acrobacias extraordinarias al ritmo del chillido que emite las dos hojas de metal -similares a una tijera- que blanden con habilidad en la mano derecha.
Si algo hay de admirar de los danzantes de tijera es su condición física, ya que las competencias pueden durar muchísimas horas (10 horas aproximadamente). En las que deberán demostrar su resistencia pasando pruebas como: Caminar sobre candela, atravesarse cosas, comer vidrio, etc.
Esta danza tan singular fue prohibida con la llegada de los españoles y la iglesia católica, ya que era considerada como parte de un ritual satánico que disgustaba a Dios, y los que la practicaban debían ser perseguidos y castigados.
Actualmente, la iglesia católica permite el uso de esta danza como parte de las fiestas religiosas de la localidad, sin embargo, hasta el día de hoy la iglesia prohíbe el ingreso de los danzantes con sus vestuarios.
La Huaconada
Al parecer el 2010 fue un año muy bueno para las danzas del Perú ya que también tuvieron el reconocimiento de Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad a la Huaconada, una danza de Mito, localidad situada en la provincia de la Concepción, región de Junín.
Siguiendo la singularidad de los bailes típicos de la sierra, esta danza está vestida de colores llamativos que rinde culto a sus dioses a través de pintorescas coreografías; y es así como los huacones reaparecen en los tres primeros días de enero de cada año.
La huaconada se evoca en una antigua ceremonia de control social donde los huacones -interpretados por hombres- representan la dualidad.
Ellos representan al consejo de ancianos que son las autoridades del plano terrenal, mientras que, también representan al cóndor, el espíritu de la montaña. De esta manera la huaconada se posiciona como una de las danzas del Perú con máscaras más reconocida.
Como ya te había mencionado, las máscaras con narices pronunciadas -que hacen referencia al cóndor- son lo más interesante de esta festividad, pero también se vuelven protagonistas sus látigos de nombre ‘tronadores’.
Ahora te preguntarás, ¿cualquiera puede ser un huacón? Y la respuesta es no, las personas que encarnan a estos personajes deben ser personas intachables e íntegras.
Siguiendo con la tradición, en esos tres días los huacones se convierten en la máxima autoridad del pueblo y tiene la potestad de “poner orden” en la comunidad, castigando con su látigo a los que han cometido alguna mala conducta.
En esta celebración los músicos no se quedan atrás y acompañan a los danzantes con diferentes ritmos característicos de la zona. En el agasajo, encontramos la presencia de la ‘tinya’ -un pequeño tambor indígena- que es usado exclusivamente por personas de la localidad.
Wititi del Colca
En el año 2015, entró en la lista de las danzas peruanas reconocidas por la Unesco esta danza de la sierra del Perú originaria de la localidad de Colca (Arequipa).
Wititi o también llamada ‘danza del amor’ es una manifestación que representa el cortejo entre los jóvenes. Esta palabra que viene del vocablo aymara ‘hititi’ hace alusión a ‘inquieto’ o ‘intranquilo’.
Lo peculiar de esta danza es que los jóvenes varones deben vestir de faldas. Según los historiadores peruanos es que esto surge debido a que el curaca Mayca Cápac se enamoró de la princesa Collagua Mama Tanqaray Yaqchi, así que, para poder acercarse a ella se tuvo que disfrazar con polleras para visitarla y es por tal motivo el significado del baile ‘inquieto’.
Pero esta no es la única versión, otros investigadores creen que las polleras vestidas por los hombres fueron una táctica de defensa ante el ataque enemigo. Así que, para la población también tiene un significado de fuerza y resistencia.
La danza tiene lugar en las épocas de lluvia de diciembre, en la fiesta de la Inmaculada Concepción. En esta festividad los intérpretes se acomodan en filas, haciendo galardón de sus movimientos en forma de cortejo.
El desarrollo consta de tres etapas: la wititiada o seducción, la ccateada o jaloneo y la tanccada que ya es cuando el hombre conquista el amor de la mujer y se la lleva. Como podemos ver, esta danza nos cuenta una historia en las diferentes etapas de amor de la localidad.
Un dato curioso de esta manifestación es que coincide con la épica de fertilidad de la Pachamama (tierra), por lo que simboliza un nuevo resurgimiento natural y social y como es costumbre, sigue la cosmovisión andina sobre la vida y la muerte.
Negritos de Huánuco
Todos los años, desde las vísperas de navidad hasta el 19 de enero, podemos deleitarnos de una de las danzas del Perú con máscaras más esperadas por la región de Huánuco, con la aparición de los simpáticos morenos que honran la Festividad del Niño Jesús.
A fin de proteger y darle continuidad a esta expresión cultural tan querida por la población, el Ministerio de Cultura de Perú ha reconocido en la lista de Patrimonio Cultural de la Nación (2005) la relevancia de la danza de los negritos de Huánuco.
Comúnmente creemos que esta danza fue ejecutada por los esclavos negros del virreinato, sin embargo, los historiadores señalan que en realidad es una recreación como forma de sincretismo, ya que la raza negra se extinguió de Huánuco -por el mestizaje- a finales del siglo XVIII.
Los esclavos tenían prohibido celebrar la navidad en aquella época, por lo que se ingeniaron la forma de crear una figura en forma de niño para hacer su propia celebración. Los amos descubrieron el acontecimiento y lejos de castigarlos, les permitieron seguir pero esta vez, dentro del recinto.
De esta manera, nacen dos personajes importantes de la danza: ‘El turco y la dama’, que vendrían a ser los amos de los morenos.
También tenemos la presencia de ‘el abanderado’ -de notoria precedencia española- que se desplaza entre la fila de los intérpretes con una bandera blanca en señal de libertad.
Como antagonista de esta historia hecha coreografía tenemos al ‘corochano’, un personaje que representa a un hidalgo español de la nobleza, que desfila con una larga barba y látigo en mano.
En esta ocasión, los negritos son representados a través de una máscara hecha de cuero, detallando sus facciones faciales de forma exagerada.
La vestimenta es de terciopelo oscuro acompañado de bordados de oro y plata, con lentejuelas y elementos decorativos colgantes en el pecho y hombros.
Huayno
Uno de los bailes típicos de sierra que ha tomado gran relevancia y fama dentro de la comunidad sureña es el huayno, gracias a sus letras tan curiosas y ritmo contagioso.
Esta danza del altiplano peruano se practica desde la época precolombina con gran influencia aymara y quechua.
Etimológicamente proviene de la palabra “huayñunakunay” que significa “bailar tomados de las manos”.
Su ejecución depende de la región en la que se practique ya que en algunas regiones será únicamente con una pareja o en grupo.
La danza generalmente comienza con la invitación del hombre a bailar, dando su brazo para llevarla en medio de la pista. En otras ocasiones el hombre coloca su pañuelo en el hombro de la mujer; sea cual sea la manera de iniciar, siempre contaremos con un espectáculo colorido, lleno de color y entusiasmo.
Algo que destaca muchísimo de esta danza es la vestimenta de la mujer, con unas polleras bordadas cuidadosamente con motivos naturales (generalmente flores o líneas) de diversos colores llamativos y un pañuelo en mano.
En contraparte, tenemos la vestimenta del hombre que a base de pantalón, chullo y pañuelo, hacen el complemento perfecto en esta danza.
Aunque hemos escuchado del huayno, debemos entender que esta danza antiquísima tiene diferentes ritmos dependientes de la zona en la que la bailan. Es por ello que encontremos una danza fuerte, alegre o pausada, según la región.
Algo curioso es que a lo largo de los años la sierra y sus danzas han sufrido de un rechazo marcado por los pobladores del norte del país, especialmente por la capital, por el mismo afán de menospreciar a la zona rural.
Sin embargo, a partir de los años 80, con la fuerte migración provincial, estos estigmas se han logrado vencer y ahora forma parte de un símbolo de patriotismo.
La diablada Puneña
Otro Patrimonio Cultural de la Nación (2021) es la diablada, que se celebra como acto principal en la Fiesta de la Virgen de la Candelaria.
La diablada representa la ‘lucha del bien y el mal’ en una coordinada y llamativa pelea entre San Miguel de Arcángel y los demonios.
Inicialmente, a finales del sigo XIX solo los hombres la bailaban, pero a partir del siglo XX, se incorporaron ‘las diablesas’ y ‘las chinas diablas’, para completar la dualidad de la cosmovisión andina.
Sus trajes son vistosos, llenos de color con bordados de oro y plata. Lo más resaltante de los trajes son las máscaras que llevan.
Países como Chile y Bolivia también han declarado a esta danza como parte de su patrimonio, ya que la diablada se baila desde Oruru (Bolivia) hasta Puno (Perú).
Aunque en la actualidad existe mucha controversia sobre el origen de esta danza y más ahora con la declaración como patrimonio por parte de Perú.
El Ministerio de Cultura manifestó que con dicha mención fortalece la identidad del pueblo puneño, más no reclama una exclusividad como parte de las danzas del Perú.
Danza del venado
En el caserío de Lluchubamba (Cajamarca) se desarrolla la danza del venado, una representación que nos muestra cómo es que este animal vive en manada y además, lucha constantemente para sobrevivir de su enemigo más letal: El hombre.
Como ya sabemos, las danzas de la costa, sierra y selva del Perú pueden ser muy diversas, sin embargo, todas ellas tienen en común que intentan transmitirnos una historia a través de sus movimientos. Y la danza del venado no es la excepción.
Sus inicios se remontan a la épica precolombina, cuando los pobladores cazaban a los venados para su alimentación y en algunos casos para domesticarlos.
El venados era respetado y valorado por el mismo hecho de servirles para su desarrollo como comunidad, es por eso que sus cuernos era una reliquia usada para los actos religiosos.
La danza inicia con los cazadores realizando diferentes técnicas de búsqueda del animal, como es el de hacer una pirámide humana para ganar altura visual. Una vez que localizan a su presa inicia la casería.
Los venados aparecen (hombres disfrazados) realizando saltos en conjunto. También podemos observarlos reposar y ponerse alerta e inquietos con la llegada de los cazadores. La interpretación termina con los cazadores llevándose a uno de ellos y el resto de la manada huyendo.
La vestimenta de los cazadores es un tipo de túnica larga en tonos tierra -quizá para camuflarse con el ambiente- y lanzas. Por su parte, los intérpretes de venado están cubiertos con pieles de este animal y unas máscaras de cachos de venado reales.
Selva
Fiesta de los Tulumayos
Es una de las danzas de la selva del Perú que se celebra en la fecha de San Juan, que nos recuerda el paso de una tribu extinta: Los tulumayos.
Según se dice, esta tribu que vivía en las faldas del río de su mismo nombre era una comunidad tranquila y amigable; amabilidad que les costó la vida, ya que los Shipibos los erradicaron al haber aceptado el cristianismo y haberse ‘aliado con el enemigo’.
El arte textil no tuvo desarrollo en la comunidad, por lo que sus prendas eran hechas de hojas y tallos de la naturaleza. Además, en el rostro llevaban marcas pintadas de blanco con formas triangulares, según parece, para representar el territorio que habitaban.
La palabra Tulumayos proviene de las palabras en quechua ‘Tulu’ que es ‘hueso’ y ‘mayo’ que significa ‘río’. Por lo que se traduciría como ‘río de huesos’. Según se cree, etimológicamente se debe a que en 1920 -con la llegada de los colonos- se encontraron restos humanos a las faldas del río.
Las historias relatan que esos huesos son pertenecientes a un guerrero que perdió todo lo que más amaba en la vida: Su esposa e hijos a mano de un voraz puma. Por lo que lleno de ira se alzó a la búsqueda y destrucción del animal. La historia termina con el guerrero y el puma cayendo al río para finalmente morir juntos.
La Anaconda
Si hablamos de las danzas de selva del Perú, es muy probable que pensemos en el baile de la anaconda, ya que es muy famosa en esa zona.
Quizá por la popularidad que ha alcanzado gracias a su protagonista: La anaconda, que es cargada en hombros por los intérpretes.
Los shipibos dieron origen a esta danza y hasta ahora tiene gran relevancia. Como bien sabemos, los shipibos eran parte de una comunidad que se desarrolló en la selva peruana a las faldas del Rio Amazonas. La anaconda es un ser imponente que habita sus aguas y es una figura de respeto para los habitantes de esta zona.
Los shipibos respetan a la serpiente y en señal de ello caracterizan una danza alegre que imita los movimientos de la anaconda.
Lo característico de esta danza es que bailan cargando una serpiente, aunque, en algunos casos también puede ser interpretada por una figura de madera o tela.
La ropa que usan son las típicas prendas cortas, llena de color y sensualidad de la selva, con accesorios de plumas y collares llamativos. En el caso de los hombres, vestirán una túnica de tela o paja, según sea la zona de ejecución.
Danza del Shipibo
Los shipibos no solo son reconocidos por ser los creadores de la danza de la anaconda, también son conocidos como guerreros aguerridos que se expandieron desde el río Ucayali.
La historia nos relata la guerra entre los shipibos contra los Yawuas; una cultura que surge de las faldas del río Amazonas, y que le gustaba conquistar nuevas tierras.
El conflicto de estas dos culturas surge con los Yawuas, cuando por el afán de conquistar todas las tierras posibles, llegan hasta el río Ucayali -hogar de los Shipibos- dónde violan a una shipiba y desencadenan una guerra entre ambas comunidades. La danza termina con los Shipibos victoriosos y recuperando su honor y respecto de su tierra amada.
Con respecto a la vestimenta usada para esta danza, siempre encontraremos que la mujer utiliza blusas de colores intensos hechos a base de algodón o seda, antiguamente ellas usaban un aro perforado en la nariz, con aretes y brazaletes a base de semillas. Sin embargo, esta práctica fue desapareciendo a lo largo de los años.
Los hombres suelen vestir túnicas largas -o también llamadas «cushmas»- que los cubre hasta los tobillos.
En esa época era su vestimenta típica para el trabajo y vida diaria, pero en la actualidad solo se usa para las fechas festivas en las que bailan la danza.
Buri Buriti
Los pobladores nativos del Bajo Ucayali usaban el Buri Buriti -denominada como la danza de la guerra- como entrenamiento físico y mental que les permitía estar enfocados para sus trabajos cotidianos de caza y pesca.
Sin embargo, esta danza no solo era utilizada como método de enfoque, también fue usada para alertar al enemigo que estaban listos para proteger sus tierras de cualquier amenaza y ataque.
Como medio de protección, la comunidad danzaba y tocaba con fervor los tambores bora – que imita su lenguaje hablado- a modo de advertencia para que el enemigo se aleje del territorio.
El bombo y manguare eran instrumentos de percusión que acompañan a los tambores. También usaban objetos de viento como la quenilla.
Con respecto a sus trajes típicos, la comunidad usa faldones de fibras vegetales muy característicos de la zona. Además, los adornos de las muñecas y tobillos están hechos de la misma fibra.
Actualmente la comunidad sigue danzando el Buri Buriti como forma de orgullo, que les recuerda sus raíces y razón de ser; esta costumbre aún se transmite de generación en generación.
Apreciaciones finales
El conocimiento de las manifestaciones culturales son interpretadas según su cosmovisión del mundo y de cómo desean ser vistos y sobre todo, cómo desean compartirlo.
Terminando con este post, quiero enfatizar que en Perú existe una gran variedad de danzas folklóricas que se diferencian según la región (Costa, Sierra o Selva) y hoy apenas hemos podido contar solo quince.
Estos fueron solo algunos ejemplos de danzas del Perú que debes de conocer para tu próxima visita al país inca.
Actualmente, Perú cuenta con 1453 danzas registradas y es probable que hayan existidos muchas otras que se perdieron en el tiempo. Por lo que hoy el Ministerio de Cultura juega un papel importante en la protección y difusión de patrimonio intangible.
A esta lucha por conservar sus costumbres se suma la Ley General del Patrimonio Cultural de la Nación (Ley N° 28296). En aquel año, los miembros del Congreso de la República aprobaron dicha disposición nacional y el Diario el Peruano la publicó el 02 de junio de 2006.