10 Leyendas colombianas para niños y adultos que debes conocer

En este artículo te contaremos los mitos y leyendas colombianas más escalofriantes y llenas de tradición para niños y adultos que no te dejarán dormir.

Cuentan historias sagradas que en tierras colombianas entre junglas y montañas, habitan seres especiales, mágicos, que aun después de siglos, caminan al aire libre o se esconden en sus cuevas  aterrorizando  todo a su alrededor. 

Su origen se remonta a juglares y oradores indígenas que se encargaron de perpetuar esas historias de generación tras generación.

Conoce las leyendas cortas y largas colombianas que rondan entre noches de fogata y descubre la mística que enredan estos mitos colombianos, ¿Te atreves a conocer a la Llorona, o al Mohán del Tolima?

1. El Mohán o Poira

Comenzamos este listado de leyendas colombianas con una de las leyendas colombianas de terror más conocidas: El Mohán.

Entre las aguas del río magdalena a lo largo y ancho de sus corrientes, habita  un hombre misterioso, con larga cabellera, manos grandes y uñas afiladas. Cuentan las leyendas que su cuerpo es retorcido y jorobado, piel cobriza y envejecida, ojos rojos y dientes de oro, traicionero e hipnotizador. 

El Mohán fue un poderoso hechicero, que convocó tormentas, y desastrosas inundaciones. Era capaz de atraer el eclipse y jugar con la luna.

Podía ver el alma y curar enfermedades, sanaba con su mirada, esa mirada de ojos azabaches que tanto atemorizaba.

Atraía la lluvia y germinaba cosechas, se transformó en jaguar para ahuyentar los malos espíritus que rondaban la calma del pueblo chibcha.

Llegan los invasores

Su agonía inició el día en que una revelación llegó a su mente, pudo ver cómo hombres blancos con cabello en sus rostros llegaban del otro lado del océano en inmensas canoas y con animales veloces que los transportaban a cualquier lugar.

Estos hombres hablaban un idioma extraño para todas las personas del pueblo del Mohán. Pero aunque su lenguaje era confuso, sus acciones dejaban en claro sus intenciones: despojaban a su gente de sus tierras y asesinaban a sus seres queridos por la ambición de un metal amarillo.

La conquista era inevitable, y ante ello, el Mohán se marchó junto con todos los tesoros de sus antepasados para perpetuar su linaje.

Desde entonces, algunos campesinos y pescadores cuentan que permanece navegando entre lagunas, apartado del tiempo, tocando la guitarra en noches de luna llena.

El Mohán cambia de aspecto según le plazca, en las noches de brisa fresca, aprovecha la marea alta para llegar al pueblo y seducir a mujeres bellas que serán raptadas para siempre.

Se dice que esta criatura deja ofrendas de orfebrería a las familias de sus amadas, como pago por sus vidas.

Ha jurado enredar las redes de pescadores, hacer naufragar las canoas y ahogar a sus tripulantes hasta que los invasores que le quitaron todo regresen de donde vinieron.

Nace la leyenda del Mohán

Los lugareños cuentan que este hechicero y ministro del demonio fue condenado por su sed de venganza a deambular eternamente por las aguas del río Magdalena,

Aparece peinando su melena y justo después del espectro, grandes desgracias, muertes y pestes han sucedido.

No hay manera de salvarse de las garras del Mohán, si cerca al río te encuentras el hechicero chibcha te raptara.

Estas leyendas colombianas albergan los más oscuros secretos. ¿Te atreves a descubrir más?

2. La Llorona

Cuenta las leyendas colombianas que una mujer hermosa, de mirada apasionante y rostro angelical, vivía en un pueblo cafetero de la región Andina en donde se instauró un campamento militar, allí, conoció un misterioso capitán con el que contrajo matrimonio.

Aquel hombre de considerable reputación, descubrió que la guerra era la actividad perfecta para desahogar sus impulsos, no fue el mejor esposo y  pasados los idilios del amor, el capitán decide volver a sus actividades de contienda y abandonar aquella mujer.

Esta dama tenía la esperanza de que su esposo un día regresaría, pero pasaron varios años, y lo único que llegó fue el rumor de la muerte del capitán.

Su dolor fue tan profundo, que se mantuvo en luto por mucho tiempo.

La última decepción de amor

Al pasar de los años, se enamoró de un joven militar que estaba de paso por el pueblo, llena de esperanza se entregó a él.

Luego de unos meses quedó embarazada y el joven militar ante la noticia, desapareció.

Después de sus 9 meses de gestación, dio a luz un varón, desnutrido, pálido y sin llanto. Horas después de su parto, una vecina entro a la humilde casa de manera apurada e impaciente, gritando haber visto a su esposo el capitán. Estaba vivo

Cuenta la leyenda, que aquel mismo día, en la puesta del sol, se puso un harapo blanco, viejo y deshilachado y sin mucho aliento decidió  tomar el recién nacido en brazos, abrigarlo con una suave franela, y  abandonar su choza para no ser vista nunca más por su esposo y denigrar a su familia. 

La tormenta que inició la penumbra eterna.

Se dirigió  a los senderos más oscuros y la lluvia inició, una tormenta se vislumbró, los ríos crecieron y la tempestad se desató con furia, solo los relámpagos iluminaban su sendero, todo estaba muy oscuro y no veía nada, de repente  cayó en un riachuelo y una precipitada corriente le arrebato su bebe de sus brazos, para nunca más volverlo a ver.

Desde aquella noche se escucha un grito de lamento, atormentada por la culpa del asesinato, vaga por ríos y riachuelos con la esperanza de recuperar su hijo perdido. 

Por ahora esta leyenda colombiana, solo puede cantar al ritmo de un llanto de dolor  

! Ayyyyyyyyyyy Miiiiii Hiiijooooooooooooo! ¿DÓNDE ESTÁ MI HIJO?

Muchas de las leyendas Colombianas relatan historias de mujeres que sufrieron por la partida de sus hijos. Así como ellas hoy en Colombia familias completas lloran la pérdida de sus hijos por causa de la guerra.

La llorona es uno de los nombres de leyendas colombianas que figura como una de las más relevantes dentro del mundo mitológico y raizal.

Exponentes importantes como Chavela Vazques compusieron canciones de dolor inspirándose en esta historia.

3. El Hombre caimán

En el extremo noreste de la región del Magdalena, en un pequeño pueblo llamado Plato, vivió un hombre conocido como Saúl Montenegro, pescador mujeriego, que engatusaba mujeres para satisfacerse, entre su lista de queridas, como coloquialmente se le dicen a las amantes en Colombia, oscilan aproximadamente más de 30  mujeres. 

Saúl era un hombre con fetiches estrafalarios, que fueron creciendo con el paso del tiempo.

Todo inició un día, que por accidente, observó una mujer desnuda, que se bañaba a la orilla del rio llamado “Caño Mujeres”, no pudo parar de verla y fue allí donde todo comenzó. 

El inicio y final de Saúl Montenegro

Empezó a frecuentar el río en las horas de baño para las mujeres del pueblo, pero rápidamente era abucheado y sacado por aquellas que lo veían, con amenazas de muerte que cumplirían sus padres y  esposos. 

Sin embargo, su deseo fue más grande, el impulso de su retorcida mente fue incontrolable, y las amenazas no fueron suficientes, se escabullía  y escondía tras arbustos y piedras para ver a las mujeres.

Una de las jóvenes  en darse cuenta de su asqueroso rostro pervertido fue, Lina Roque hija de  Don Roque, inabordable y severo comerciante encargado de controlar el orden del pueblo, le dio un último aviso, que de no cumplirlo sería condenado a muerte y fusilado en la plaza central.

Pasaron los días, y su instinto obstinado no podía detenerse.

Así que decidió visitar un chamán en la alta guajira, quien le daría dos pócimas, una de ellas era color verde y aspecto viscoso que le permitiría cumplir su retorcido capricho convirtiéndose en caimán para pasar desapercibido en medio del río.

El otro brebaje era color rosa, brillante y muy ligero, era la encargada de volverlo a su forma original, su aspecto humano. 

Saúl jugando de verde a rosa.

Su juego perduró un largo tiempo, era uno de sus amigos de parranda quien le ayudaba en su transformación.

Pero en un terrible día, Saúl contactó a su amigo para pasar una típica tarde en el río, pero al amigo le fue imposible acompañarlo.

Desesperado invito a otro amigo, uno incrédulo y curioso por comprobar las historias de Saúl.

El inicio del fin.

Estando en el río, Saúl y su amigo se dispusieron a hacer la transformación, Saúl tomó unas gotas de la pócima verde y de inmediato su figura cambio, el amigo no lo resistió, el asombro y temor de ver el gigante animal de garras afiladas, piel escamada y ojos amarillos fue mayor y salió corriendo derramando todo.

Solo unas cuantas gotas de la sustancia rosa cayeron  en el rostro y pecho de Saúl, lo que le permitió volver a su forma original, siendo esta su parte humana y todo el resto era caimán.

Su madre solía verlo y alimentarlo después de su condena, en ocasiones hablaba con él; Entre llanto y sollozos una de esas tardes rogó á su madre que buscara el chamán y le pidiera la pócima. La señora madre compasiva y amorosa le cumplió el deseo a su hijo. 

A los pocos días la madre viajó a la guajira, llegó hasta la ranchería del famoso chamán, pero con sorpresa y dolor recibió la noticia de la muerte del brujo piache.

Esto no fue suficiente para la inquieta madre. Luchó incansablemente tratando de recrear la posición con otros hechiceros, pero ninguno pudo hacerlo, pasaron los años y en desconsuelo murió.

Se va el caimán para Barranquilla

Cuentan que en noches de luna llena se escucha al hombre caimán clamar por el regreso a su humanidad, sin embargo nunca logró librarse de tan inquebrantable condena. 

Tras el desprecio y repudio de los Planteos, nado hasta Barranquilla donde vive actualmente. 

Dicen que en las noches frías, tras lamentos, aparece en las orillas y  le anuncia a los varones de no hacer lo mismo.

Esta leyenda colombiana sirvió de inspiración para la canción “Se va el caimán”, melodía que identifica una de los mejores festivales de Colombia.

“Un día me fui a bañar, por la mañana temprano
Vi un caimán muy singular, con cara de ser humano
Se va el caimán, se va el caimán, se va para Barranquilla
Se va el caimán, se va el caimán, se va para barranquilla
Lo que se come ese caimán, es digno de admiración
Lo que se come ese caimán, es digno de admiración
Come queso y  come pan y toma tragos de ron”

Jose Maria Peñaranda.

Estas leyendas Colombianas han inspirado grandes acontecimientos, en el municipio de Ciénaga se celebra la fiesta más representativa y alegre del Caribe Colombino.

Una celebración que conmemora estas leyendas colombianas, en especial la del hombre caimán que se robó a Tomacina hace 100 años y a punta de cantos el pueblo cieagueño la reclama.

Sin duda el hombre caimán es uno de los personajes más peculiares de las leyendas colombianas.

4. La Patasola

Seguimos con nuestro listado de leyendas y mitos colombianos. Ahora es el turno de una de las leyendas colombianas de terror más conocidas en todo el país: La Patasola.

Este mito nace mucho antes del siglo XX, entre montañas y bosques de la región andina. 

Antes de ser condenada al exilio, era una mujer muy sensual, llena de lujuria y deseo carnal, los hombres en el pueblo admiraban su andar, las mujeres la envidiaban por despertar el gusto de cualquiera que se cruzara en su camino.

Esta belleza disfrutaba de interrumpir noviazgos y acabar matrimonio de años, descarriar a los hombres del pueblo, su vida libertina amenazaba las familias del pequeño pueblo paisa, fue entonces cuando la comunidad decidió terminar con tanto desenfreno. 

Era 1897 años en el que pueblo puso un alto a sus alcances y fue entonces cuando decidieron amputarle su pierna con una filosa hacha, aquella condenada murió desangrada en el piso frío de aquella plaza, pero entre sus últimos aliento maldijo a todo el pueblo antioqueño y anunció su venganza.

Saltando en una sola pierna

Desde entonces, brotan llantos de terror entre los espesos bosques colombianos, y se dice que es la patasola, quien llora al ver su reflejo; luce un rostro cadavérico y una melena larga que oculta su fealdad.

La patasola tiene el poder de transmutar, en el ocaso se convierte en una joven y rozagante señorita, quien seduce a hombres solitarios que caminan por el bosque, y poco a poco los adentra a lo más profundo de la maraña y con la oscuridad va retomando su aspecto natural y los devora.

Está es un alma en pena que vaga por el monte, saltando en una sola pata. Sin duda una de las leyendas indígenas colombianas más escalofriantes.

5. El Sombrerón

Si hiciéramos una lista de los mitos y leyendas más populares de Colombia, e incluso de toda América Latina, el sombrerón es un personaje que ha penetrado muchas culturas, dejando un poco de su historia, que hoy por hoy nos acerca e identifica como Latinos.

Esta es una de las leyendas urbanas colombianas que entretiene a hombres pero aterra a mujeres.

Medellín – Colombia  1837

Era un típico viernes en el centro de la ciudad, podías sentir la brisa fresca de la llegada de la luna, la ciudad estaba alegre pero, de repente, una extraña ráfaga de aire de ultratumba sorprendió a toda la ciudad, era la llegada del sombrero.

Un hombre viejo que vestido de negro, con zapatos de charol que en cada uno de ellos llevaba una espuela de plata, pero lo singular era un enorme sombrero color tiniebla, posado en su pequeña cabeza.

Montaba una yegua negra y estaba acompañado por dos enormes perros que llevaba atados a su cintura con ruidosas cadenas.

De repente galopo por toda plaza a velocidades inconcebibles, las puertas y ventas se abrían y cerraban con su presencia.

Este viejo hombre no le hacía daño a nadie, solo perseguía y asustaba a borrachos y apostadores a  jovencitos fumadores, hombres que en la noche deambulaban por el vicio y los excesos

Una de las leyendas cortas colombianas que es perfecta para compartir con adultos que les guste la bebida.

6. Madre de Agua

Viajamos de nuevo a los tiempos de la conquista para conocer una de las leyendas indígenas colombianas para niños y adultos más conocidas.

Cuenta la leyenda que en épocas de conquista los españoles descubrieron una próspera región de la costa pacífica, dotada de tesoros y en la que vivían enormes comunidades negras e indígenas.

Tumaco era un hombre fornido y buen mozo fuerte y  de gran tamaño, sus brazos, grandes ojos esmeralda y deslumbrante sonrisa. Este tenía bajo su cargo la protección y liderazgo de uno de los pueblos azotado por los españoles.

Con la llegada del barco español, en el pueblo de Tumaco, se propició una larga guerra, en la que las armas de fuego tomaron el poder y los negros sumisos y muertos tuvieron que ceder sus tierras y tesoros. 

Encontrarlos no era nada fácil, solo Tumaco sabia como llegar.

Tumaco fue sometido a una larga golpiza, que pronto lo llevaría a la muerte, pero algo milagroso sucedió.

El ruego de unos ojos de cristal

Una hermosa joven, hija de un capitán del ejército español, cayo perdidamente enamorada de la apariencia de Tumaco. Por lo que le rogo a su padre por la vida de su enamorado.

El capitán no se pudo resistir ante la súplica de esos ojos color cristal que reflejan el mismo mar y las estrellas, entonces decidió liberarlo.

Tumaco tiempo después buscó a aquella jovencita que le salvó la vida, pero nunca logró encontrarla.

Un día por casualidad coincidieron a la orilla del mar, donde pactaron sus encuentros, que cada vez fueron más y más.

Pero como era de esperar, el padre de la jovencita no permitiría dicha relación. Así que cansados de la persecución, decidieron huir lejos del soberbio capitán.

Huyeron cruzando el río y llegaron al bohío de un amigo de Tumaco, quien los acogió cordialmente.

Historia de un amor condenado al dolor

Pasaron los meses y Tumaco junto con su bella mujer construyeron un hogar amoroso que con la llegada del primogénito se llenó de infinita la felicidad. Sin embargo, una vecina llena de envidia, escuchó del secreto y corriendo sin pensarlo, salió a contarle al capitán el paradero de su hija. 

El capitán cegado por la ira, reunió un pequeño pelotón de soldados y marcho hacia el nido de amor de su hija y Tumaco.

Al llegar al hogar, el capitán arrebato al niño de los brazos de su madre y se con un grito de desprecio y odio dijo:

“Tendrás que morir, tú jamás serás parte de mi linaje, no mancharas mi nobleza, no perteneces a mi estirpe y aunque seas hijo de las entrañas de mi despreciable hija, no podrás existir”

Capitán.

Furioso entregó al pequeño a un soldado que lo arrojó al mar sin piedad.

Los padres del pequeño agonizando del dolor y la desesperación hicieron esfuerzos sobrehumanos para liberarse y saltar al mar en su rescate, pero fue imposible. 

A Tumaco lo decapitaron, y la joven española, condenada al exilio, enloqueció.

Desgracia del fruto del amor

Esta hermosa doncella poco a poco enloqueció, y un día entre alucinaciones se lanzó al mar al ver un espejismo de su hijo, pero solo fue eso, una ilusión.

La joven mujer murió ahogada y su cuerpo nunca fue encontrado. 

Cuenta la leyenda que  entre las profundidades del mar, la majestuosa mujer sigue buscando su hijo cada noche, ella es un alma atormentada, que sigue divagando entre mares colombianos en búsqueda del fruto de su vientre, producto de su eterno amor.

Esta es otra leyenda colombiana que relata la historia de una madre dolorida, que solo reclama de regreso su maternidad.

Por eso cuando la Madre de Agua (llamada así por los lugareños) entra en desespero sale a flote e iracunda de ira hace retumbar la marea causando muertes sin piedad.

7. El Duende

Los duendes son pequeñas criaturas del tamaño de un niño de tres años, que se divierten haciendo travesuras y llevando a familias al límite de la desesperación.

Las fechorías llegan a ser tan  sencillas o poderosas como lo desee la criatura, no hay que subestimar el poder de este enano, puede cambiar objetos de lugar hasta maldecir un linaje completo.

Elige especialmente jovencitas bellas de las cuales despierta un gusto romántico y por celos y envidia de no ser humano, envenena sus pensamientos con mensajes malignos que espantan a cualquier enamorado y nunca será posible llegar al matrimonio.

Pesadillas que cobran vida

Durante las noches, aquellas niñas atormentadas por este espíritu del demonio, padecen aterradoras pesadillas, que las lleva a un trance sonámbulo, y así se van hallando en carreteras solitarias, jovencitas con aspectos aturdidos, caminado por las penumbras sin decir una palabra.

Una vez que este espíritu te ha escogido, prepárate para enloquecer poco a poco, susurro a susurro.

8. Los Muiscas y su Diosa Bachué, madre del ser humano.

Esta leyenda indígena colombiana sé remota al origen del pueblo colombiano, en aquel entonces eran los muiscas los exponentes  de la época, que para hoy solo nos queda sutiles brotes de leyendas que no nos dejan olvidarlos. 

La tierra no era lo que hoy se conoce, no había valles ni montañas, solamente eran extensas y solitarias lagunas, escondidas entre bosques.

Allí mismo, se forjó una serranía que acogió una pequeña laguna llamada Iguate, de la que emergió la diosa Bachué.

Sol primaveral

Cuenta la leyenda que una tibia mañana de verano, todo era especial, el sol nacía por entre las montañas, y pequeños rayos de luz se lograban escapar haciendo iluminar la lagunita con rayos multicolores.

El sonido mañanero de las aves cantaban sin cesar y una estrepitosa niebla que difumino la vista de la laguna, los pétalos de flores caían inmóviles y flotaban lentamente por encima de la lagunilla, todo parecía prometer que un suceso mágico sucedería.

El pueblo completo se aglomeró cerca de la laguna, expectantes al momento que pretendía ser una gran revelación.

Súbitamente de las aguas brotó un canto de alabanza y de repente se rompió la faz de la laguna, de la cual emergió una mujer de rostro era angelical, piel morena y ojos azabaches.

Su cuerpo esbelto adornado en formas de fecundación, era símbolo de una belleza incomparable, moldeada por el Olimpo y dotada de divinidades. Así fue entonces como nació Bachué.

Divinidad hecha carne.

Bachué, junto con el niño, de manera serena se deslizó sobre la superficie acuosa, y por primera vez tocarían la tierra universal.

Pasados los años y bajo el cuidado de Bachué aquel niño se ha tornado en un hombre que debía cumplir con su designio, el cual era fecundar a Bachué y poblar la tierra de hijos dignos y obedientes. 

Linaje

Juntos caminaron entre montañas y praderas poblando su linaje e instruyendo a sus hijos en el arte de tejer, además de construir sus refugios y alimentarse de la madre tierra.

El tiempo transcurre y su misión en la tierra fue cumplida, entonces Bachué de la mano de su compañero decidieron regresar a la laguna.

En presencia de su descendencia se lanzaron a la lagunita, aquella que un día les dio la vida Y entonces fueron convertidos en serpientes que desaparecieron en la cristalina superficie y nadie nunca volvió a ver.

Desde entonces, la laguna se ha convertido en centro de adoración y aún hoy en día se llevan ofrendas, cargadas de plegarias.

Se dice que la diosa Bachué nunca desoyó los ruegos y las oraciones de sus amados hijos. 

Así nace la leyenda convertida en mito de la raza humana. 

Como Bachué hay muchas otras leyendas indígenas colombianas que nos recuerdan el pueblo Muisca, ancestro de todos los colombianos, que hoy por medio de historias nos cuentan como la tierra dio fruto a la vida.

9. Las Brujas de Burgama

Las Leyendas colombianas sobre brujas son interminables, desde la antigüedad, la presencia de estas criaturas han tomado partida y hoy por hoy siguen siendo parte del misticismo de la cultura colombiana.

En el noreste de Colombia en una región llamada Norte de Santander, específicamente en un pueblo conocido como Burgaño, transcurrían tiempos dominados por la iglesia.

Se pregonaba una vida proclamada al Señor, y el  pueblo estaba temeroso, cualquier mínimo detalle podría ser motivo de castigo que solo la sangre y el dolor podían reprimir el pecado.

En ese recóndito lugar, lejos de todo y cerca a nada, vivía un grupo de mujeres entre amigas y hermanas sus nombres fueron, Leonelda Hernández y su hermana María del Carmen Hernández,  María Pérez, María Antonia Mandona y María Mora.

Mujeres de guerra

Estas cinco mujeres fueron las únicas que  para la época tuvieron la valentía de manifestar el sufragio que vivían por las doctrinas asesinas que regían el pueblo, sus reuniones matutinas de café y bordado se convirtieron en debates y propuestas de cómo hacer algo para liberarse.

Además de sus encuentros, las amigas disfrutaban de cultivar un don de expulsar demonios, curar enfermos condenados a muerte y hacer pociones de amor.

Estas valientes mujeres gritaron discursos de inconformismo y durante su lucha muchos se subieron con ellas en sus ideales, pero fueron abucheadas y discriminadas por la iglesia y todos sus adeptos, impidiendo que sus voces fueran escuchadas. 

Injusticia en el pueblo de Brugman.

Los seguidores de la iglesia gritaban: ¡Que sean capturadas y quemadas en el fuego al que pertenecen, brujas del demonio!

La persecución y agobio resultó insoportable, por lo que decidieron no regresar al pueblo, pero fueron encontradas por la iglesia.

Las amarraron con cadenas, las llevaron al pueblo a ser apedreadas, con la idea de reprender al demonio, que habitaba en ellas.

La ejecución de las leyendas

Solo Leonelda Hernández fue ejecutada, en un pequeño cerro, en lo más alto de la ciudad, las mujeres pudieron salvar sus vidas y hacer justicia. 

Desde entonces, en el pequeño pueblo de Burgama, ronda el espíritu de Leonelda Hernández, buscando justicia, atemoriza a los maleantes que interrumpen en la calma de su región y protege a su pueblo de maldiciones y catástrofes.

Las brujas de Burgama enredan una de las leyendas colombianas, símbolo de rebelión y valentía, que fueron la semilla de la libertad de la mujer colombiana.

10. El Cacuy

No podemos terminar este listado de mitos y leyendas colombianas sin hablar de una de las leyendas colombianas de terror que se disfruta contar con amigos.

Cuenta la leyenda que esta alma en pena es de un hombre no bautizado que hizo un pacto con el diablo.

El trato consistía en que de día sería un hombre de fama, poder y dinero. Pero de noche tendría que seducir mujeres y entregar sus almas enamoradas al demonio. De no cumplir con el trato sería condenado a deambular eternamente sin descanso ni consuelo. 

Todo esto por el ansia de poder el joven oriundo de la zona boyacense decide aceptar el pacto. 

Para la suerte de joven pudo cumplir con su tarea sin contratiempos durante mucho tiempo, pero una noche de copas, y mucho exceso, le hace olvidar su compromiso, y la mañana siguiente, su encuentro con esta bestia del mal, fue inevitable. 

Maldita vanidad

Simplemente, el hombre desapareció, dejó una carta explicando todo a su madre y se marchó en busca de un escondite.

Con el paso de los años se dice que sale por las noches, desnudo por las calles luciendo un cuerpo escultural que despierta la mirada de las mujeres, pero lleva de la mano siempre un largo bastón más grande que él en el que encierra las almas de las mujeres que aún le faltan.

Estas leyendas colombianas son un recuento profundo del origen ancestral de las creencias colombinas, desde aquí se remonta la cercanía con lo profano, y la inquietud por el futuro.

¿Muy aterrado?

¿Te atreves a conocer otras leyendas?

Te puede interesar